El cartel utiliza el lenguaje visual del símbolo de “STOP” como elemento central de resistencia y denuncia. La señal se convierte en escudo, empuñada por el símbolo de lo femenino, enfrentándose a manos y puños agresores que la rodean.

Una composición simbólica y directa, que busca provocar una reacción instantánea desde el primer vistazo. El uso del color violeta refuerza el vínculo con el feminismo y la lucha por la igualdad, mientras que la estética vectorial simplificada aumenta la universalidad del mensaje.